Amenazas a la Planificación Patrimonial – Es momento de replantear su esquema de planeación patrimonial

Han pasado 3 años desde que las revelaciones de distintas bases de datos confidenciales hicieron que nos replanteáramos los esquemas de protección patrimonial existentes… ¿Es momento de replantear su esquema de planeación patrimonial?

La planificación patrimonial es importante para todos, desde quienes poseen o controlan grandes patrimonios, hasta quienes poseen patrimonios más modestos, todos necesitan cierto grado de planificación patrimonial. Esta necesidad se acentúa cuando entendemos que para lograr que un patrimonio se mantenga protegido, ordenado, y en constante crecimiento, se requiere de una estructura legal y fiscal adecuada, así como de un plan ad hoc para lograr que lo planificado se cumpla en el tiempo, en particular si además se busca preparar el patrimonio para un cambio generacional eficaz.

Enrique Möller
enrique.moller@gt.ey.com

EY Law
www.eycalaw.com

En el mundo hay muchos métodos de planificación patrimonial y en nuestra región los más usados, incluyen distintos tipos de vehículos legales, tales como sociedades, fideicomisos, y fundaciones de interés privado entre otros.

Desde 2016 luego de la muy publicitada revelación de documentos confidenciales y datos personales hecha entre otros por el llamado Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus iniciales en inglés), que inició una serie de revelaciones similares en el mundo, muchas personas en nuestra región, empujadas por el temor a la reacción de las autoridades, en particular las fiscales, que empezaron a tildar cualquier esquema internacional o no tradicional de estructuración como un intento de evasión fiscal, o en el peor de los casos como lavado de activos, decidieron modificar, reducir y en algunos casos extremos desarmar sus esquemas de estructuración patrimonial. Han pasado un poco más de tres años desde que las revelaciones ocurrieron y ahora que el polvo empieza a asentarse, vale la pena preguntarse, ¿qué es seguro hacer y qué no? ¿qué vehículos u jurisdicciones son bien vistas?, ¿cuáles tienen la connotación o realidad de continuar siendo refugio para actividades dudosas y hasta criminales? y ¿cuáles son seguras de utilizar? En especial para quienes honradamente buscan los fines tradicionales de toda planificación patrimonial, es decir orden, fácil administración, posibilidad de crecimiento y escala, eficiencia fiscal y facilidad para el cambio generacional.

Debemos recordar que ninguna de las figuras legales que existían antes y que siguen existiendo en la actualidad fue creada y legislada para servir a fines ilícitos. Todas tienen una razón de ser y fueron concebidas para cumplir con un objetivo completamente legal y ético y por lo tanto, si se cumple con ese objetivo, no debería haber problema alguno con continuar su uso, en particular si consideramos que desde 2016 lo que SI ha cambiado en las legislaciones locales de muchas jurisdicciones son las regulaciones anti lavado de activos, anti corrupción y otras relacionadas, que hacen que en la actualidad los requerimientos que se necesitan para crear uno de estos vehículos sean mucho mayores pero que garantizan que la posibilidad de detectar transacciones ilegales con mayor facilidad sea mayor y en consecuencia que el riesgo de abuso sea menor.

En nuestra región, luego de reducir o eliminar sus esquemas de estructuración patrimonial muchas personas y grupos empresariales, regresaron al uso de sociedades locales (anónimas o de responsabilidad limitada) que son la forma más simple y en muchas de nuestras jurisdicciones el único recurso legal a mano para separar una parte del patrimonio de un individuo o empresa del resto de ese mismo patrimonio para protegerlo de riesgo o darle un uso distinto. No obstante, es claro que las sociedades mencionadas no son en forma alguna un vehículo idóneo para servir como tenedoras de bienes, holdings o menos aún para permitir la administración profesional del patrimonio por parte de un tercero especializado. Para esos efectos, existen en algunas legislaciones vehículos específicamente creados para el efecto, por ejemplo las fundaciones de interés privado son un vehículo ideal para albergar patrimonios en donde por su tamaño, y sofisticación se hace necesaria la concentración de bienes bajo una administración única, ordenada y flexible, pero que no requieren por la capacidad de sus propietarios u otras razones, ser administrados por terceros expertos; o los fideicomisos que siguen siendo un vehículo ideal para administrar profesionalmente el patrimonio, cuando se trata de negocios sofisticados, o simplemente cuando la complejidad o la escala de un patrimonio la hagan necesaria. En particular los fideicomisos son muy útiles para asegurar el éxito de esquemas de cambio generacional en donde se hace necesario temporal o definitivamente restringir y controlar las actividades que se realizan con el mencionado patrimonio, así como la ejecución eficaz de quien lo administra.

Por supuesto en el caso de negocios patrimonios complejos, extendidos y sofisticados, una combinación de todas las figuras mencionadas es siempre recomendable.

Como lo indiqué con anterioridad, y tras la lección aprendida, después de 2016 lo que ha cambiado son los controles a través de los cuales, muchos estados han reforzado sus marcos regulatorios para efectivamente impedir que vehículos legales en sus jurisdicciones se usen para el blanqueo de activos provenientes de corrupción, narcotráfico y otros etc. y en consecuencia este parece ser un buen momento para replantearse, una vez pasada la tormenta, la necesidad de estructurar de nuevo un esquema de planificación patrimonial moderno y seguro, que use los vehículos legales idóneos disponibles, y que al mismo tiempo privilegie el establecerlos en jurisdicciones que no solo se caractericen por su facilidad y flexibilidad, sino que también porque sean las que mejor garanticen el cumplimiento regulatorio de normas anti lavado de activos, anti corrupción y en particular las que respeten y hagan respetar las normativas relativas a la información pública y a la privacidad de datos personales.

En conclusión, ahora como antes la planificación patrimonial sigue siendo esencial para el buen manejo y control de todo tipo de patrimonios, y a pesar de que la situación traumática de 2016 alteró profundamente la forma en la que los esquemas de planificación patrimonial son vistos por el mundo, debemos buscar el lado positivo de lo ocurrido y continuar trabajando en pro de una administración patrimonial eficiente y legalmente sólida. Llegó la hora de revisitar los esquemas de planificación que se hicieron en su momento, evaluar cualquier cambio que se haya dado como reacción a los acontecimientos de los últimos años y restructurar de nuevo la administración para no solo ponerla al día, sino idealmente mejorarla haciendo uso de herramientas legales idóneas que existen para el efecto.

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