La prevención del crimen financiero: algo más que compliance – Ignacio Gómez Cuevas

En una reunión con dos colegas y amigos abogados, Carlos Morán y Christian Ulate, decidimos emprender un proyecto vanguardista en la región centroamericana destinado al asesoramiento y a la certificación en compliance. Un proyecto muy ambicioso y, a la vez, la punta de lanza en un sistema legal y operativo no acostumbrado a ser regulado para la prevención y administración de riesgos.

¿Qué es el compliance?

El compliance es dar la milla extra. Es involucrarse en cada rincón del negocio para identificar, clasificar y prevenir los riesgos de su desenvolvimiento. Es también administrar de manera adecuada la reacción ante los eventos negativos que puedan suceder. Para la International Compliance Association (ICA), un buen compliance equivale a ser responsable del rendimiento sano del negocio.

¿De dónde surge la necesidad de certificarse en compliance?

Sin entrar a pormenores jurídicos, la tendencia actual es el reconocimiento de la responsabilidad penal de las personas jurídicas, de sus directores, gerentes, ejecutivos, representantes, administradores, funcionarios o empleados de ellas por la comisión de delitos que se den por la ausencia de los controles necesarios para su prevención. De ahí que, el control riguroso a nivel interno, las alertas tempranas y la cultura de cumplimiento, han ayudado a reducir enormemente los riesgos de una contingencia criminal en contra de la persona jurídica y de sus ejecutivos o colaboradores. La ICA ha dicho, a grandes rasgos, que la base de cualquier lucha exitosa contra la corrupción, hablando a nivel general, es la cultura de cumplimiento dentro de la entidad.

¿Qué es el crimen financiero?

No existe un criterio unificado para definir el crimen financiero, pero sí un punto de equilibrio en el que todas sus variantes concluyen: construir un esquema organizado para la obtención de una ganancia económica ilícita en perjuicio del patrimonio. Para la ICA, el crimen financiero puede incluir, entre otras, las variantes siguientes: fraude, abuso de mercado, uso de información privilegiada, sobornos, corrupción, lavado de dinero y financiamiento para el terrorismo. El crimen financiero es una amenaza real para la salud financiera de cualquier empresa, para su imagen y su reputación. Esta amenaza cuesta cerca de un trillón de dólares a las empresas cada año y, usualmente, los planes de prevención de riesgos no incluyen la prevención del crimen financiero como un aspecto relevante para ellas. Aunque el concepto de crimen financiero no esté definido, su espectro es muy amplio y de continuo crecimiento.

El fraude corporativo en Centroamérica

Los casos más comunes de fraude corporativo han sido cometidos por altos ejecutivos en el abuso de su posición de confianza para manipular o no reportar información financiera, para alterar los estados contables o para la creación de esquemas paralelos para obtener ganancias ilícitas en perjuicio de la empresa, con conflicto de interés. Derivado de ello y, para administrar el riesgo de la comisión de fraude corporativo de la mejor manera, es importante que toda empresa establezca una estrategia que contemple cuatro elementos esenciales, a saber: una política de ética, un manual de personal, un plan de respuesta ante un fraude y un programa de concientización contra el fraude. Lo relevante de esa estrategia es evitar que existan áreas grises, es decir: escenarios en los que los estafadores puedan operar sin consecuencias para sus actos o, peor aún, sin ser detectados con la debida prioridad.

Es por ello que la elaboración a detalle de cada situación deberá ser considerada con sumo cuidado para la efectividad de la estrategia. Esa estrategia, sus políticas y su código de ética deben ser simples y comunicadas constantemente por medio de todos los canales habilitados en la empresa. Más importante es que su distribución y su aplicación sea a todo nivel, sin hacer excepciones por el grado que se desempeña o el tiempo en la compañía pues, muchos de los problemas en la prevención del fraude corporativo, se dan porque las políticas no son comunicadas de manera efectiva, porque no hay un criterio unificado para todas las divisiones empresariales, porque hay ausencia en la aplicación y monitoreo de su cumplimiento, porque los acuerdos para la denuncia en el canal de ética no incluyen confidencialidad o, bien, porque la estrategia no refleja la cultura de la compañía o la tendencia de su administración. Todo ello tiene un solo propósito: prevenir los riesgos a gran escala que el fraude corporativo trae consigo.

La prevención del crimen financiero, ¿algo más que compliance?

Sí, la prevención del crimen financiero es algo más que compliance. Es cuestión de cultura, de ética y de principios. Al principio manifesté que este proyecto es muy ambicioso y lo es por una razón: pretendemos cambiar el mindset de quienes asesoremos para que se involucren de lleno. Vamos a por más, es decir: más allá de cumplir con un manual de compliance, de seguir los lineamientos del director de compliance o de reportar anomalías en el canal de ética, buscamos instaurar una cultura de honestidad y de respeto a los principios empresariales y a las leyes vigentes de cada Estado. Eso es lo que buscamos: dar la milla extra y poner nuestro grano de arena para una sociedad de personas libres y responsables.


Por:

Ignacio Gómez Cuevas

iganacio@gomez-cuevas.com

www.gomez-cuevas.com

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