Legalidad de la firma electrónica | Mauricio Duarte
Seguramente la crisis del COVID-19 ha popularizado el concepto de las firmas electrónicas. Para muchos, las firmas electrónicas siguen siendo un enigma legal y técnico. Pese a ello, las circunstancias actuales han demostrado que es necesario innovar y permitir la firma electrónica para la supervivencia de la industria legal.
¿QUÉ ES UNA FIRMA ELECTRÓNICA?
Las firmas electrónicas, como las firmas manuscritas, son exclusivas de cada firmante. Los proveedores de soluciones de firma electrónicas siguen un protocolo específico, llamado cifrado de clave pública (public key encryption en inglés). El proceso de cifrado requiere que el proveedor use un algoritmo matemático para generar dos claves. Una clave es pública y la otra clave es privada.
Cuando un firmante firma electrónicamente un documento, la firma se crea utilizando la clave privada del firmante. La clave privada del firmante es personal y, por consiguiente, siempre se debe mantener de forma segura. Por medio del proceso de cifrado, se agrega un hash unidireccional del contenido del documento. Ese hash se traduce a un algoritmo matemático que transforma cualquier documento en una serie de caracteres con una longitud fija y solo se puede acceder utilizando la llave pública asociada a una llave privada. Es decir, una llave digital es una función que permite reconstruir los datos originales a partir de los datos ilegibles que genera el hash.
Por ejemplo, Daniel firma un acuerdo para vender sus acciones de una sociedad, utilizando su clave privada. El comprador recibe el documento. El comprador que recibe el documento también recibe una copia de la clave pública de Daniel. Si la clave pública no puede descifrar la firma, significa que la firma no es de Daniel o se ha alterado el documento desde que se firmó. Por consiguiente, la firma se considera inválida.
La amplia categoría de firmas electrónicas abarca muchos tipos de firmas electrónicas. Lo anterior, pues el uso firmas electrónicas varía significativamente entre países. Por consiguiente, existen diferencias en el propósito, la implementación técnica, el uso geográfico y la aceptación legal y cultural de las firmas electrónicas en comparación con otros tipos de firmas. Pese a lo anterior, según los últimos estudios, existen más de 60 países que reconocen y aceptan el uso de firmas electrónicas.
TIPOS DE FIRMAS ELECTRÓNICAS.
Desde que la Unión Europea aprobó la Directiva 1999/93/CE, inició una tendencia de regular los servicios de firma electrónica. Posteriormente, en Estados Unidos se aprobó la Ley de Firma Electrónica en Comercio Global y Nacional (ESIGN) en 2000. Ambas leyes reconocieron la legalidad de los contratos y documentos firmados electrónicamente. Desde entonces, las firmas electrónicas se han ido reconociendo alrededor del mundo, pero cada país ha agregado exigencias propias.
En algunos países, una firma electrónica es legal únicamente si se emite un certificado digital por parte de una autoridad certificadora acreditada. Algunos estados consideran que una firma electrónica con un certificado digital asegura la integridad de las firmas. En otros países, suelen hacer distinciones entre una firma electrónica ‘simple’, una firma electrónica avanzada y firma electrónica calificada.
La firma electrónica simple se traduce a datos electrónicos básicos que están asociados lógicamente con otros datos electrónicos y se utilizan para generar una firma. Por ejemplo, la firma de mi nombre según mi dirección de correo electrónico.
Las firmas electrónicas avanzadas están vinculadas de forma única al firmante. Adicionalmente, las firmas electrónicas avanzadas se vinculan a los documentos, por lo que cualquier cambio posterior es detectable. Usualmente las firmas electrónicas avanzadas son autorizadas por una entidad certificadora o una entidad comercial que cuenta con los protocolos adecuados.
Finalmente, las firmas electrónicas calificadas son firmas electrónicas avanzadas creadas por dispositivos especiales, que cuenta con un certificado digital y una autorización por una entidad certificadora.
¿CÓMO SE UTILIZA UNA FIRMA ELECTRÓNICA?
El proceso básico que se sigue para la firma electrónica es el siguiente:
1. El firmante dispone de un documento electrónico (un contrato) y de una firma electrónica que le pertenece y le identifica.
2. El usuario firma el documento utilizando su aplicación o dispositivo digital
3. La firma electrónica utiliza la llave privada del firmante para encriptar y codificar el contenido del documento.
4. El documento asocia la firma electrónica con una llave pública y privada que permite descifrar el contenido del documento.
5. El documento es enviado al receptor, que puede consultar el documento utilizando la llave pública asociada al documento.
Algunos ejemplos de operaciones que se pueden realizar actualmente haciendo uso de la firma digital son:
1. Firma de Asambleas de Accionistas
2. Firma de contratos comerciales que no requieren de escritura pública o intervención notarial.
3. Firma de facturas electrónicas.
CONCLUSIÓN
Indistintamente del tipo de firma electrónica, es importante que los países sean flexibles y reconozcan la validez legal de las firmas electrónicas. Una firma electrónica sí permite la identificación del firmante, la integridad de los datos y la inmutabilidad del contenido. Por consiguiente, es una premisa falsa que únicamente la firma manuscrita previste de autenticidad a un documento. Las aplicaciones prácticas de la firma electrónica son muchas y variadas.
Para aquellos países que aún no han reconocido la validez de las firmas electrónicas, pueden utilizar de referencia la Ley Modelo de la CNUDMI sobre Firmas Electrónicas (LMFE) de la ONU. Esta normativa internacional establece un conjunto de criterios técnicos y confiables que los legisladores pueden usar al crear sus propias leyes de firma electrónica.
El uso de la tecnología y medios electrónicos son cada vez más necesarios para nuestra vida cotidiana. Sin embargo, sorprende que únicamente insistamos en utilizar la firma manuscrita para suscribir documentos legales. Pese a lo anterior, la pandemia mundial del COVID-19 nos ha demostrado que, ante la imposibilidad de firmar documentos de manera presencial, surge una necesidad inevitable de utilizar la firma electrónica para continuar en la con el tráfico jurídico y económico.