Camino al Samadhi

Daniella Sánchez
Directora de Darsc Art Gallery – www.darscgallery.com

Ekam (01), dve (02), trini (03), catvari (04), panca (05)… cinco segundos. ¡Zaz! Se me fue de las manos, tuve por unos segundos un saltamontes en mis manos pero voló, confundió mi personalidad con frialdad y avaricia. Cómo todo en esta vida, tiene un principio y un fin. Nos hemos acostumbrado a leer historias de ganadores y de triunfos, porque al final todo sale bien y sí no sale bien, pues no es el fin, según decía Fernando Sabino.

Existen historias que no han tenido su final feliz, pero siguen produciendo truenos y relámpagos en nuestra cultura y sociedad.

Cuando nací, pasé días sin conocer a mi familia, mi nacimiento casi fue el final de la vida de mi madre. Los doctores y mi papá se enfocaron en su salud. Esas horas pasaron a ser días, su servidora permaneció en sala cuna, a merced de las enfermeras, recibiendo el cariño que más de alguna me brindó. Sí no hubiese sido por ellas, quizás no estaríais leyendo mis palabras.

Kevin Hines, es el único sobreviviente (registrado) que ha sobrevivido un atento de suicidio en el Golden Gate Bridge en San Francisco. Hoy, se dedica a dar pláticas motivacionales y cuenta su historia de cómo fueron los sucesos ese día. Relata que antes de tirarse del puente, pasaron policías, corredores y carros a la par de él y nadie detectó sus lágrimas ni su intención de suicidarse. 

Mientras caía, relata que lo único que le quedaba era rezar, le pidió a Dios otra oportunidad. Una señora que estaba manejando por el puente vio caer el cuerpo de Kevin y llamó al guardia costero. Quién actuó rápido en encontrar a Kevin en el mar, previniendo una hipotermia en su cuerpo. La combinación de la llamada telefónica de la señora, del actuar rápido del guardia costero y de un león marino que estuvo circulando el cuerpo de Kevin provocando miedo en Kevin y suministrando adrenalina para que no quedara inconsciente, salvó su vida.

Esperanza, una palabra tan sencilla, pero con diferentes significados. Desde el deseo de un mejor mañana, luz en la oscuridad y creencias teológicas. El escritor Mark Twain, nos decía, que la esperanza es el instante en el cual te das cuenta de que hay dos momentos importantes en tú vida; el día en que naciste y el día en que aprendes para qué naciste.

Los Samurais eran guerreros japoneses con un código de conducta estoico. Este código no estaba escrito, pero se llamaba Bushido. A pesar de que la mayoría eran hombres, habían ciertas mujeres dentro de los clanes samurais que aprendieron a pelear. Peleaban para defender su hogar, pero algunas estuvieron en batallas, entre ellas Tomoe Gozen. En su primera batalla, terminó con siete (07) cabezas del enemigo de premio. Tomoe sabía que su destino era ser una guerrera y en una de sus últimas batallas a pesar de que le habían ordenado huir, ella desafió la orden y regresó. Descabalgó y le arrancó la cabeza de un solo golpe a uno de los samuráis más hábiles en combate, Morishige.

La ley del dharma o propósito de la vida, es la séptima ley espiritual de Deepak Chopra, relata que todos tenemos un propósito en la vida.

Mario Alioto López Sánchez fue un estudiante de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), asesinado en el año mil novecientos noventa y cuatro (1994) durante una protesta por el alza desmesurada del pasaje en el transporte público.

Testigos relatan que fueron perseguidos por más de cien agentes policiales quienes violaron la autonomía universitaria, tirando gases lacrimógenos a los estudiantes protestando, disparándoles, posteriormente golpearon los cuerpos de los estudiantes heridos. Mario Alioto murió en el hospital, pero a pesar de que han pasado treinta (30) años desde lo ocurrido, sus compañeros aún se organizan para recordarlo, al igual que su comunidad y varios grupos colectivos culturales de la ciudad. Mario Alioto hoy en día es recordado como un héroe, que murió por un mejor mañana para su comunidad de Villa Nueva, quién hoy en día lleva su nombre.

Ekam (01), dve (02), trini (03), catvari (04), panca (05)… Sí queremos hacer un bien, lo mejor que podemos hacer es compartir nuestros dones o nuestros talentos especiales. Los saltamontes representan esperanza, quizás regrese el saltamontes a mis manos, quizás no, lo que sé es que no lo necesito para llegar a mi Samadhi. Mientras está historia no tenga su final feliz, al menos sé que aún no termina.

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