Sin Fronteras – Parte I


“Entre las muchas cosas que he aprendido sobre vivir en otro país, recientemente me topé con una que me dejó sorprendida”…

Eran las cinco de la mañana, empacaba unos sándwiches, unas galletas y una botella de agua para salir. Me aseguré de meter mi ipad en mi bolsa y salimos directo a migración con mi hija donde nos esperaba nuestro abogado. Eran las siete de la mañana cuando llegamos, éramos el turno número tres y la cola de personas esperando ser atendidas se extendía a unos kilómetros.

Era un popurrí de nacionalidades, por los distintos acentos que escuché, notaba a Cubanos, Brasileños, Alemanes, Americanos, Venezolanos, Asiáticos, Africanos y nosotras (Guatemaltecas); esperando que migración nos aprobara nuestra residencia permanente en Ciudad de México.

Saludé a nuestro abogado, un señor de estatura alta, delgado, con su corbata negra, quien tiene la costumbre de corregir sus lentes con el dedo índice de su mano derecha, mientras se le caen por su rostro fino. Nos entregó un sobre de color manila con nuestros papeles y nos señaló dónde nos esperaría. Por años, fuimos parte de estas filas que compartimos un mismo deseo, vivir en una patria que no es la nuestra.

Los que migramos lo hacemos por distintas razones. Entre el deseo de poder vivir una experiencia de vida en otro país, mejorar económicamente, el poder vivir en un país donde el sentimiento de democracia y libertad se percibe un poco más que el nuestro; por salud, por amor, entre otras. Manteniendo la fé en regresar a lo nuestro, nuestras costumbres, nuestra gente y sobre todo a nuestras familias.


Ese día, en la cola, observé cerca de nosotras a un organillero. Toco distintas canciones con un muñeco de peluche que entretenía a mi hija. Observé su vestimenta, llevaba el uniforme típico de los organilleros que vemos en la ciudad, noté que tenía ciertos rasgos militares, desde el color café claro, al gorro de capitán. Lo que más me gustó fue una de sus canciones, 100 años por Pedro Infante. Hasta el día de hoy, me cuestiono sí el organillero sabía el contexto que estaba tocando con el contexto visual del día.

Como migrante, te duele saber que tu familia, amistades y conocidos se olviden de ti. Sobre todo, porque cuando uno piensa en el pasado, esta acción de pensar hacia atrás te puede generar dos reacciones. A veces, puede ser un tipo de castigo o un tipo de impulso, en sí lo que pienses es un verbo desgastante con el paso del tiempo.

Ese día nuestro abogado hizo la cola para nosotras, desde las diez de la noche del día anterior, porque a esas horas empiezan a formarse. Aún así, nos tomó dos horas el proceso interno dentro de las instalaciones de migración. Cuando recuerdo ese día, mi atención no va hacia la cola o fila ni el proceso migratorio que pasamos, va hacia el organillero y su canción cuya letra retumba en mi cabeza (…) pasaste a mi lado, con una gran indiferencia, tus ojos ni siquiera voltearon hacia mi.

Todas las mañanas cuando me levanto, trato de ver el amanecer por las ventanas de mi casa. Por alguna razón que desconozco, el amanecer donde vivo es de color morado y rosado. Vivo en un piso veinticinco, y lamentablemente para mí (una coleccionista de arte), tengo más ventanas que paredes. Pero en cierta forma, no me molesta, las obras siempre pueden estar en el suelo, lo importante es tenerlas. Los amaneceres tienen en cierta forma una sensación de esperanza y como dicen mis maestros de yoga (…) Que todas las bendiciones de este mundo vengan a tu vida está mañana”

Así trato mis mañanas, le doy una bienvenida a todo lo bueno que quiera venir hacia mí. Parte de estas bendiciones han sido personas que de alguna manera, han llegado a mi vida, desde mensajes directos (DMS) a mis redes sociales, correos a personas que voy conociendo por mi misma rutina de vida. Esta vez, contaré tres historias que le han dado un giro a mi vida y que en cierta forma he llegado admirar y a la vez simpatizar con ellos. Quizás porque nacimos en un país y estamos cumpliendo nuestros sueños en otro.


Hola Guillermo Vásquez – Mr.Ovni


Mr.Ovni, es el nombre artístico de Guillermo Vásquez, un ser carismático, trabajador, estudioso y creativo. Guillermo llegó a mi vida con el fin de representarlo en Latinoamérica. Nació en Rumania, tras el régimen del dictador Nicolae Ceausescu, fue uno de los niños que quedaron huérfanos, víctimas del régimen dictatorial.

La mayoría de estos niños en los años noventa migraron con el fin de tener un futuro. Guillermo llegó a ser adoptado por una familia española en Valencia. Cómo madre, puedo imaginarme todos los retos que tuvo Guillermo y cuando platicamos en nuestros zooms, trató de no pensar en su pasado y solo enfocarse en su trabajo, el cual es tan magnífico como su historia. Hoy en día Guillermo vende sus obras en dos continentes y tiene una licenciatura de la Universidad Politécnica de Valencia. 

Artista: Mr. Ovni
Obra disponible: daniella@daniellasanchez.com

Hola David Lindwall


David Lindwall es un diplomático americano, quien ha vivido en diferentes partes del mundo. En el año 2010 durante una de sus misiones en Haití, vivió uno de los terremotos más destructivos de nuestra historia.  

David al igual que yo, es amante del arte y por lo tanto nuestros caminos cruzaron. Su casa así como la mayoría de las casas en Haití quedó destruida y solo una cosa quedó intacta, una obra de Erwin Guillermo, cuyo nombre lleva el nombre de un poema de Pablo Neruda. Tanto David, cómo la obra, sobrevivieron al terremoto. La historia de David me trajo recuerdos, pero sobre todo una admiración hacia su trayectoria laboral y cómo todo ser humano tiene la capacidad de levantarse nuevamente tras los escombros de una tragedia y empezar de nuevo.

 Artista: Erwin Guillermo
Obra disponible: daniella@daniellasanchez.com

Hola Smile Better


Smile Better, es la historia de cuatro doctores que emigraron a Ciudad de México desde Venezuela. Los doctores: Lorena Fattal, Betty Mendosa, Jhonathan Nuñez y Javier Rodriguez han construido un Centro dental que une el arte con la salud. Su historia está llena de coraje, admiración y creatividad. En el año 2017 tuvieron que parar operaciones en su primera clínica por el terremoto de Ciudad de México.

Durante la pandemia y a puerta cerrada construyeron su segunda ubicación, diseñaron el primer tomógrafo inmersivo del mundo, uniendo arte con tecnología, convirtiendo a los rayos x en una primera dimensión, simulando un paseo por el espacio. Hoy en día, esta clínica es líder de procedimientos estéticos dentales a nivel latinoamericano y cuenta con más de veinte colaboradores en su marca. 

Smile Better llegó a mi vida gracias a la recomendación de una de mis mejores amigas, Margie. Margie emigró desde Brasil a Ciudad de México hace unos años y sin saberlo, le trajo luz a mi vida y parte de esa luz fue conocer a estos doctores quienes me han regresado literalmente mi sonrisa. 

Scan Inmersivo en Smile Better / www.smilebetterclinics.com 

Estos relatos cortos son historias de migraciones legales, siguiendo un procedimiento dictado por ley y que gracias al arte se han unido a mi propia historia.

Existen también historias particulares, igualmente llenas de coraje, valentía y sacrificio. Mencioné a mi abogado en el primer párrafo, debido a que no todos tenemos la misma fortuna, pero de alguna forma que no puedo explicar hay personas en este mundo que son extraordinariamente bondadosas y caritativas. Estos sinónimos definen a las Las Patronas, de Veracruz, México.

Fotografía por: El Diario de Juárez/ https://diario.mx

“Las Patronas es un grupo de mujeres, que se organizaron para donar agua y víveres a los migrantes que van sobre las líneas de La Bestia. Este año cumplen 28 años y todos los días cocinan treinta kilos de arroz y treinta kilos de frijol para entregar a los migrantes en bolsas de plástico. Brindando un destello de esperanza a todas las personas que van aferrando sus sueños y vida sobre las líneas de La Bestia. “

Por hoy, no me cabe duda que en cierta forma el organillero de aquel día en migración se puso cerca de nosotras para recordarme que todos tenemos una historia que contar. Como migrante siento la necesidad de ayudar, porque muchos me han ayudado a estar donde estoy. Una forma en que puedo ayudar es contar las historias de los demás y esperar que estos relatos inspiren fuerza y aliento. Recordemos, se desea lo que se desconoce y lo que se quiere nunca se olvida. Quizás él destino me lleve a vivir a otro país, pero está estrofa le dedico a mi patria:

“Y sin embargo, sigues unida a mi existencia. Y si vivo cien años, cien años pienso en ti.” por Pedro Infante


Autora:

Daniella Sánchez

Darsc Art Gallery
https://darscgallery.com

daniella@daniellasanchez.com


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